domingo, 9 de abril de 2017

A ti te digo


Efesios 4, 17-32

Le digo, pues, y con insistencia les advierto en el Señor: no imiten a los paganos, que se preocupan y se mueven por cosas inútiles. Su inteligencia está en tinieblas y se quedan en la ignorancia y la conciencia ciega, muy lejos de la vida de Dios. Después de perder el sentido moral se han dejado llevar por el libertinaje y se entregan con avidez a toda clase de inmoralidad.

Pero ustedes no aprendieron así de Cristo, si es que de veras oyeron de él y fueron enseñados según la verdad que está en Jesús. Ustedes tienen que dejar su manera anterior de vivir, el hombre viejo, cuyos deseos engañosos lo llevan a su propia destrucción.

Dejen que su mente se haga más espiritual, para que tengan nueva vida, y revístanse del hombre nuevo. Este es al que Dios creó a su semejanza, dándole la justicia y la santidad que proceden de la verdad.

Por eso, no más mentiras: que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo. Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta el término del día, y no den lugar al demonio.

Que el que robaba, ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y tenga algo que compartir con los necesitados. No salga  de sus bocas ni una mala palabra, sino palabras buenas que edifiquen cuando sea necesario y que hagan bien a los que las oigan.

No entristezcan al Espíritu Santo de Dios; este es el sello con el que fueron marcados en espera del día de la salvación. Arranquen de raíz entre ustedes los disgustos, los arrebatos, el enojo, los gritos, las ofensas y toda clase de maldad. Por el contrario, muéstrense buenos y compasivos unos con otros, perdonándose mutuamente, como Dios las perdonó en Cristo


Referencia:
Biblia Latinoamericana IV Edición

 

 

 

 

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