miércoles, 12 de febrero de 2014

Un corazón que sabe amar

Rut 1, 16-17

No me obligues a dejarte yéndome lejos de ti, púes adonde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada.

 Reflexión

Este mensaje bíblico da muestra de una fidelidad incondicional, demostrando a su vez las cualidades de un corazón que sabe amar con un verdadero sentido de humanidad,  nobleza y fidelidad.

Es en nuestro corazón en donde esta nuestras, emociones y los sentimientos tales como el amor. También en nuestro corazón está la fidelidad que es la base de un corazón que sabe amar.

Para que podamos expresar y dar nuestro amor este tiene y debe ser purificado. Se purifica nuestro amor a través de las experiencias de la vida diaria. En el camino de la purificación del amor se nos presentan unos obstáculos que nos impiden amar a plenitud. Entre estos obstáculos se encuentran el resentimiento, tristeza, rencor, soledad, incertidumbre, desconfianza, inseguridad, celos envidia venganza, escasez, “muerte”, las cuáles son los medios que nos ayudan a descubrir nuestros objetivos, para a si poder tomar una sabias decisiones que nos guiaran a la plena realización de unos deseos y metas respecto al amor.

De acuerdo estos obstáculos que se nos presenten, a si serán las decisiones que tengamos que tomar en relación al amor. Estos obstáculos y decisiones nos deben de llevar a desarrollar unas características propias de una persona que sabe amar, para a si poder expresar y demostrar las cualidades del amor. Para poder tener un corazón que sabe amar hemos de buscar, mirar e imitar a Dios y a si superar las pruebas y los obstáculos que se nos presentan en la vida diaria en el camino del amor. Cuando hayamos encontrado a Dios habremos de empezar amar a plenitud.

Características de la persona que sabe amar
Cariñosa, amable, tierna, desinteresada, valiente, decidida, arriesgada, fiel.

Cualidades del amor:
Servicial, paciente, tolerante, desprendido, justo, fuerte, desinteresado, no envidia, no miente, es constante, disculpa todo, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, todo lo perdona, no aparenta ni se hace el importante, no actúa con bajeza,

María L. Díaz Vargas MSN
Coach de Vida y Mediadora

Referencia:
Curso Rut, Tomado el viernes 23 de marzo-domingo 25 marzo de 2007
Lugar: Escuela de Evangelización de la Diócesis de Mayagüez. Ubicada en la Parroquia la Milagrosa en Aguadilla, Puerto Rico


 

Misión del Cristiano, Ser Mensajero de la Reconciliación

2-Corintios 5, 17-20

El que está en Cristo es una nueva criatura. Para él lo antiguo ha pasado; un mundo nuevo ha llegado. Todo es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo, y que a mí me encargó la obra de la reconciliación. Pues en Cristo Dios reconciliaba al mundo con él; a los hombres ya no les tomaba en cuenta sus pecados, y a mí me entregaba el mensaje de la reconciliación.

Nos presentamos, pues, como mensajeros de parte de Cristo, como si Dios mismo les rogara por nuestra boca. Déjense reconciliar con Dios.

Reflexión   

Una vez el hombre es transformado por Dios, se convierte en una nueva persona con una perspectiva de vida distinta a la que tenía. Llegan a su mente y a su corazón nuevos pensamientos y sentimientos, que lo inquietan a luchar por llevar la paz y a transformar todo a su alrededor. Este cambio en él le produce el deseo profundo de ser colaborador con Cristo, y  actuar como mensajero de la reconciliación en medio de la humanidad.

Ser mensajero de la reconciliación conlleva participar activamente con valor, firmeza y con amor en la renovación y restauración del hombre y de todo lo que le rodea, para que  así se logre la reconciliación del hombre consigo mismo con los demás y sobre todo con Dios.

Para lograr esta reconciliación habrá que saber señalar dócilmente las injusticias y las acciones equivocadas que afectan la convivencia  entre los seres humanos. Hay  que enseñar a lo demás a  salir de sí mismo y dejar el egoísmo, los rencores  el resentimientos  y las diferencias para poder ir al enfermo, necesitado, marginado y abandonado y llevarle un mensaje de paz, perdón, amor, pero sobre todo de reconciliación.

A través de éste mensaje de reconciliación  se lleva a Cristo mismo y el que recibe éste mensaje recibe a Cristo y ya está reconciliado con El.

María Díaz
18 de Enero de 2006

jueves, 6 de febrero de 2014

La búsqueda del amor

Cantar 8, 6-7

Guárdame en tu corazón como tu sello o tu joya siempre fija a tu muñeca, Porque es fuerte el amor como la muerte, y la pasión, tenaz como el infierno; sus flechas son dardos de fuego como llama divina. No apagarán el amor ni lo ahogarán océanos ni ríos.

El amor es fuerte como la muerte. Fuerte es el amor de Dios celoso y fuerte también es el amor que él pone en el corazón de sus hijos:

Cómo logrará el amor ser fuerte como la muerte. Si acepta mirar al amor eterno, a Dios. El amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en la búsqueda común de Dios. Los esposos no se convierten en ídolos uno al otro, ni hacen de su felicidad la meta de su vida; sería ir a  la esterilidad . Más bien quieren responder a un llamado de Dios y construir con él su vida y Dios es quien les dará la felicidad.

El amor es fuerte como la muerte. La amada sabe que la unión con el amado no tendrá fin. Para nosotros es intolerable pensar que la muerte destruye a los que queremos y que no queda nada de nuestro amor, ni siquiera un recuerdo. El amor verdadero cree en la resurrección.

Reflexión

Para encontrar al verdadero amor hay que ir a la fuente principal de donde surge y brota el eterno amor, a Dios, ya que el misterio del amor humano desemboca en el misterio del amor de Dios. El misterio del amor de Dios se nos revela a través de nuestra  propia existencia, porque somos creados como prueba de la existencia del amor de Dios. Este amor divino es fuerte y nada ni nadie lo puede  romper ni separarnos de él.  A si de fuerte es también el amor que Dios deposita en nuestro corazón, porque todo amor humano tiene su origen en la fuerza del amor divino, por lo tanto es inquebrantable.

El fin primordial del amor es la búsqueda de un encuentro con Dios, y  a si de esta manera responder al llamado que él hace, para construir toda relación en él y obtener a si la verdadera felicidad.

Ya que el amor proviene de Dios debe producir sus frutos en él. Y uno de los frutos del amor debe ser dar vida, resucitar lo que está  “muerto”. Así mediante esta resurrección se transforma la relación, y le da sentido y valor a la misma y la persona como tal. Esta resurrección de la relación trae alegría y brinda la esperanza de que este amor no morira jamás, porque el verdadero amor cree en la resurrección. Esto es lo que  hace que el amor sea fuerte como la muerte. Todo esto es lo que motiva e inspira la búsqueda de amor.

María Díaz. MSN, Coach de Vida y Mediadora