martes, 26 de mayo de 2015

El dinero no es el bien supremo


Lucas 16, 11-15
Por lo tanto, si ustedes han administrado mal el maldito dinero, ¿quién va a confiarle los bienes verdaderos? Y si no se han mostrado dignos de confianza en cosas ajenas, ¿quién les entregará los bienes que son realmente nuestros?

Ningún sirviente puede quedarse con dos patrones: verá con malos ojos al primero y querrá  al otro, o se apegará al primero y despreciara al segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dios dinero.

Los fariseos oían todo esto. Por ser hombres apegados al dinero, se burlaban de Jesús. Pero el les dijo: “Ustedes se dan cara de hombre perfectos, pero Dios conoce los corazones y lo que los hombres tienen por grande Dios lo aborrece.

Salmo 112- 5, 7-9
Le va bien al que tiene compasión y presta su dinero, y lleva sus negocios en conciencia. Su corazón confía en el Señor, su corazón es firme y nada teme. Hace caridad a los pobres
Reflexión


Los hijos de la luz, al de promover una nueva manera de vivir, deben quitarle al dinero su aureola de Bien Supremo. Pues parece que el dinero puesto en un lugar seguro es el medio para asegurar nuestra existencia y nuestro porvenir. Al contrario el dinero ha de ponerse en circulación y cambiarlo por algo más precioso, como los lazo de mutuo agradecimiento.

Debemos administrar nuestros bienes para bien de todos. El dinero ha de utilizarse como un medio que facilite los intercambios y no como un medio para hacer daño a los demás.

El dinero no es el bien verdadero ni nos hace justo ante Dios, por lo tanto no debemos acumular dinero para poner nuestra confianza en él, ya que  al hacer esto fallamos en confiar en Dios Padre

El dinero no forma parte de nuestros bienes verdaderos, ya que se adquiere y se pierde.
El dinero puede comprar una casa, pero un hogar
El dinero puede comprar un reloj, pero no el tiempo
El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño
El dinero puede comprar un libro, pero no el conocimiento
El dinero puede pagar un medico, pero no la salud
El dinero puede comprar una posición, pero no el respeto.
El dinero puede comprar la sangre, pero no la vida
El dinero puede comprar el lujo, pero no la belleza
El dinero puede comprar diversión, pero no la felicidad.
El dinero puede comprar bienes, pero no el amor
 
 



martes, 19 de mayo de 2015

Ven Aqui


Mateo 11, 28
“ Vengan a mi todos los que se sienten cargados y agobiados, porque yo los aliviaré”

Mateo 25, 34 “ ¡Vengan, los bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del reino que ha sido
preparado para ustedes desde el principio del mundo
                                                        
Venid  a saciar el hambre y la sed espiritual
Venid a ser alimentados
Venid a ser vestidos
Venid a ser sanados
Venid a ser reconciliados.
Venid a ser reconfortados
Venid a ser fortalecidos
Venid a ser consolados
Venid a tener esperanzas
Venid a tener paz
Venid a ser justos
Venid a ser compasivos
Venid  a ser fieles
Venid a ser bondadosos
Venid a ser generosos
Venid a ser tolerantes
Venid a ser humildes
Venid a ser perseverantes
Venid a ser tolerantes
Venid a ser pasivos
Venid a ser paciente
Venid a ser hospitalarios
Venid a ser amorosos
Venid a ser respetuosos
Venid ser cortés
Venid a ser amables
Venid a ser libre
 
María Díaz                          


 
                               



Y Dios me hablo

6:30am - Domingo 17 de mayo de 2015


Señor háblame, háblale a mis pensamientos, sentimientos, emociones, y deseos.
Háblale a mi cuerpo, ojos, oídos, boca, manos,  pies
Háblale a mi alma, corazón y  espíritu.
Háblale a mis  acciones y actitudes.
Háblale a mi vida y a ser.


Señor háblale a la parte de mí que quieras hablarle hoy, que yo estaré atenta y receptiva a tu Palabra y a tu mensaje y lo acogeré con respeto, agrado y obediencia.  Amén.
 
Y Dios me Hablo


A mi cuerpo


Jeremías 33.6
Yo, sin embargo, me apresuraré a que se restablezcan y mejoren; les devolveré la salud y les hare gozar de muncha paz y seguridad


A mi espíritu


Jeremias 33, 11
Alaben a Yave porque es bueno, porque  es eterno su  amor.


Salmo 96, 7
Adoren al Señor, todos los pueblos, reconozcan su Gloria y su poder, den al Señor la Gloria de su Nombre.


A mi alma


Salmo 34, 23
El Señor libra el alma de sus siervos.


 Sirácides 51, 29
Que su alma halle su alegría en la misericordia del Señor.


 A mis deseos


Jeremías 32.27
Mira, yo soy Yave, el Dios de los mortales; para mí nada es imposible”


I-Cronicas 17, 2
“Haz todo cuanto te inspire tu corazón, porque Dios está contigo.


A mis pies y a mis mano


Salmo 121, 3
No dejara que tu pie dé un paso en falso, no duerme tu guardián.


Salmo 128, 2
Comerás del trabajo de tus manos


A mi vida


Salmo 121. 7-8
Te preserva el Señor de cualquier mal y protege tu vida; él te cuida al salir y al regresar, ahora y para siempre.


Salmo 138-7
Si me encuentro en peligros, me conservas la vida


A mis pensamientos, sentimientos y emociones


Salmo 139, 1-3
Señor, tú me examinas y conoce: sabes cuándo me siento y cuando me levanto: tú conoces de lejos lo que pienso.


A mis huesos


Salmo 34, 20
Aunque el justo padezca de munchos males, de todos el Señor los librara; él cuida con afán todos sus huesos, no le será quebrado ni uno de ellos  


Salmo 139, 15
Mis huesos no escapan a tu vista


A mi boca


Salmo 34, 14-15
Guarda del mal tu lengua, tus labios de palabras mentirosa


A mis acciones


Salmo 34, 15
Evita el mal y realiza el bien.


María Díaz