lunes, 8 de febrero de 2016

Al rescate de la Convivencia Fraterna


Hechos 2, 44-46
Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían. Vendían sus bienes y propiedades y se los repartían de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba.
Acudían diariamente al Templo con muncho entusiasmo y con un mismo espíritu y “compartían el pan” en sus casas, comiendo con alegría y sencillez.
Romanos 12, 15-16, 18
Alégrense con los que están alegre, lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros
Hagan todo lo posible, en cuanto de ustedes dependa para vivir en paz con todos.
Filipenses 2, 2-5
Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los demás.
Hebreos 10, 24
Que cada uno piense cómo podemos animarnos mutuamente para el amor fraterno y las buenas obras.
Hebreos 13, 1, 16
¡Que se mantenga entre ustedes el amor fraterno! Muéstrense generosos y sepan compartir con los demás, pues estos son los sacrificios que agradan  a Dios.
1-Pedro 3, 8
Tengan todos un mismo sentir; compartan las preocupaciones de los demás con amor fraternal.
1-Pedro 4, 9-10
Sepan recibirse unos a otros  en sus casas sin quejarse. Sírvanse mutuamente con los talentos que cada cual ha recibido.
Como Rescatar la Convivencia Fraterna

  • Desprenderse del egoísmo y ser generoso, compartiendo lo que se tiene en beneficio de los demás.
  • Luchar y desear el bienestar comunitario.
  • Vivir en unión, armonía y solidaridad, apoyando al prójimo sin distinción de persona o clase social, sino reconociendo sus necesidades y buscando los medios para la satisfacción de las mismas.
  • Cuando se nos presente la oportunidad de ayudar dejémonos guiar por el sentido de compasión y hagámonos solidario con el prójimo que en ese momento necesita de nosotros.
  • Ayudar  sin importar los riesgos, el tiempo que se invierte y los recursos que se requieran, ya que esto es lo que requiere el verdadero espíritu de convivencia fraterna.
  • En cada prójimo ver el rostro de Dios mismo.
  • Asumir un sentido de compromiso y ayuda desinteresada.
  • Brindar apoyo ayuda  incondicional sin establecer límites ni barreras
  • No vivir ajenos a las necesidades de los demás
  • Poner nuestros dones capacidades y talentos al servicio de los demás.
  • Organizar nuestra vida en base a unas actitudes y disposiciones tanto externas como internas, donde se adopten patrones de conductas basadas en de actos de amor, bondad, piedad, misericordia, caridad, compasión, respeto, justicia, solidaridad, confraternización.
  • Dar testimonio de la verdadera convivencia fraterna mediante la alegría, sencillez y humildad.
  • Guiar nuestros actos con sentido de dirección hacia el cumplimiento de normas basadas en la nobleza de sentimientos y de piedad fraterna.
  • Consciente y voluntariamente desarrollar hábitos de cortesía y respeto dirigidos hacia el bien colectivo de la sociedad.
  • Llevar a cabos acciones dirigidas hacia el desarrollo e implementación de actitudes positivas que promuevan la convivencia fraterna.
  • Realizar actividades que promuevan el desarrollo de pensamientos de esperanza fraternal

María Díaz MSN, Enfermera y Coach de Vida

jueves, 4 de febrero de 2016

Consagra y presenta un joven a Dios


Lucas 1, 42
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

Lucas 2, 22-23
Asimismo, cuando llego el día, en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación de la madre, llevaron el niño a Jerusalén. Allí lo consagraron al Señor.

Reflexión

Ya no hay consagración ya no se consagran los hijos a Dios. Hay que volver a la consagración y presentación de los hijos a Dios para que sean guardados y liberados del mal. Hay que consagrarlos desde el vientre de mamá. Hay que bendecir y ungir a las embarazadas.

Consagremos cada mujer embarazada y oremos por ellas a la distancia, con fe y esperanza.

Consagremos los frutos de estos vientres al Espíritu Santo y oremos para que desde el vientre de mama sientan el llamado del Espíritu Santo a hacer el bien y a caminar en amor, justicia, paz y verdad.

Consagremos estos hijos por nacer, y vamos a presentarlos ante el trono de la gracia divina, para que desde el vientre de mamá sean ungidos, bendecidos y nos los alcance ni toque la maldad que arropa el mundo.

Consagremos a los jóvenes y oremos para que se inquieten a mirar hacia lo alto y puedan encontrar la luz divina que ilumina su mente y sus corazones y los guíe por el camino del bien.

Consagremos a los jóvenes y oremos para que Dios llene sus corazones y nazca en ellos el amor puro y verdadero que los conduce por el camino de bondad, piedad, compasión, respeto por bienes ajenos y sobre todo respeto por la vida.

Consagremos a los jóvenes y oremos para que los cubra y los guarde la protección divina y sean liberados de toda opresión y atadura de maldad.

Consagremos a los jóvenes y oremos para que reconozcan su gran valor, se amen y se estimen a sí mismo, y reconociendo su valor sepan cuán importante es su lugar en la sociedad, un lugar de construcción de valores en pro de la paz y del bien social.

Por todo esto y muncho más consagremos los jóvenes a Dios. Amén

María Díaz. MSN
Enfermera y Coach de Vida