Háganse
robustos en el Señor con su energía y su fuerza. Pónganse la
armadura de Dios para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra
lucha no es contra fuerzas humanas, sino contra los gobernantes y autoridades
que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus
y las fuerzas sobrenaturales del mal.
Por
eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y
mantenerse en la fila, valiéndose de todas sus armas.
Tomen
la verdad como cinturón, la justicia como coraza, y, como calzado, el celo por
propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe,
y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el
casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la palabra de Dios.
Vivan
orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen
en común y prosigan sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo a favor
de todos los hermanos.
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Una corriente poderosa del mal está arrastrando a
todos aquellos que no quieren detenerse frente a la verdad. Esta corriente hay
que detenerla.
¿Como la
detenemos?
Enfrentándola con autoridad, ignorándola,
rechazándola, darle la espalda. Proseguir con valentía y firmeza hacia delante por
el camino del bien y del amor en el Nombre de Jesús. Recobrando el carácter combativo
del cristiano. Vestirse con la coraza del Espíritu Santo que es Verdad,
Justicia, Celo por el Reino de Dios, Fe y Proclamar la Salvación mediante la
Palabra de Dios. Propagar el Evangelio de la Paz.
Se ha debilitado el espíritu de oración y falta el
celo por el Reino de Dios, esto se ha
perdido y hay que recuperarlo para detener la ola de maldad que arropa el
mundo.
María Díaz. MSN, Enfermera y Coach de Vida
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