miércoles, 13 de enero de 2016

Detén la corriente del mal.

Efesios 6, 10-18

Háganse robustos en el Señor con su energía y su fuerza. nganse la armadura de Dios para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas, sino contra los gobernantes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal.

Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila, valiéndose de todas sus armas.

Tomen la verdad como cinturón, la justicia como coraza, y, como calzado, el celo por propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la palabra de Dios.

Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y prosigan sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo a favor de todos los hermanos.

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Una corriente poderosa del mal está arrastrando a todos aquellos que no quieren detenerse frente a la verdad. Esta corriente hay que detenerla.

¿Como la detenemos?

Enfrentándola con autoridad, ignorándola, rechazándola, darle la espalda. Proseguir con valentía y firmeza hacia delante por el camino del bien y del amor en el Nombre de Jesús. Recobrando el carácter combativo del cristiano. Vestirse con la coraza del Espíritu Santo que es Verdad, Justicia, Celo por el Reino de Dios, Fe y Proclamar la Salvación mediante la Palabra de Dios. Propagar el Evangelio de la Paz.

Se ha debilitado el espíritu de oración y falta el celo por el Reino de Dios, esto se  ha perdido y hay que recuperarlo para detener la ola de maldad que arropa el mundo.

María Díaz. MSN, Enfermera y Coach de Vida

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