domingo, 14 de abril de 2013

Jesus calma toda tempestad



Marcos 4, 35-41

Al atardecer de ese mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: “Pasemos a la otra orilla del lago.” Ellos despidieron a la gente y lo llevaron en la barca como estaba. También lo acompañaban otras barcas. Entonces se levantó un gran temporal y las olas se lanzaban contra la barca que se iba llenando se agua. Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre el cojín. Ellos lo despertaron diciéndole: “Maestro, es así como dejas que nos ahoguemos.”


El despertó, se encaró con el viento y dijo al mar: “Cállate, cálmate” el viento se calmó y vino una gran bonanza. Después les dijo: “Porqué son ustedes tan miedosos. Todavía no tienen fe.”


Pero ellos estaban asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos  a otros: “Quien es éste, que hasta el viento y el mar obedecen.”

Reflexión

Hay circunstancias en la vida en donde la calma desaparece, llega la tormenta, es decir los problemas, y la adversidad; se agita nuestro mar y de repente todo cambia. Es tan fuerte el viento y el oleaje, que amenaza con derribar todo a nuestro alrededor y sentimos temor de perecer en medio de la tormenta y el agitado mar.

Cuando suceda todo esto, hay que permanecer firme en lo que se cree y en quien se cree, en Dios. Hay que mantenerse firme en la fe  y la esperanza, porque nuestra  barca, es decir nuestra vida es conducida y sostenida por las tiernas, pero poderosas manos de Dios. Suceda lo que suceda, El no va a permitir que perezcamos, porque él tiene la autoridad y el poder de calmar la más grande y peligrosa tormenta y el más agitado mar. El no duerme, él sólo nos da la oportunidad de que aprendamos a ser valientes y vencer en cualquier circunstancia por medio de la fe en él.

A veces en la vida sobrevienen estas tormentas, para llevarnos a la otra orilla, es decir, para llevarnos a un grado más elevado en la fe y la esperanza y para vencer y dominar nuestra debilidad y acallar los temores. Es aquí en donde hay que separar el oro de la escoria, es decir hay que dejar salir lo  mejor, y más fuerte de nosotros, para así  ser digno ejemplo del poder de la fe.

María Díaz RN. MSN / Coach de  Vida
Miércoles 19 de julio de 2006

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