Juan 13, 4-9, 12-15, 17
Se levantó mientras cenaba, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echo agua en un recipiente. Luego se puso a lavarles los pies a sus discípulos y se los secaba con la toalla.
Cuando llegó el turno a Simón Pedro, éste le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?” Jesús le contestó: “Tú no puedes comprender ahora lo que yo estoy haciendo. Lo comprenderás después.
Pedro le dijo: “A i nunca me lavarás los pies.” Jesús respondió: “Si no te lavo los pies, no podrás compartir conmigo.”
Entonces Pedro le dijo: “Señor, si es así, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza.
Cuando terminó de lavarles los pies y se volvió a poner el manto, se sentó a la mesa y les dijo:
“¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Señor y Maestro y dicen verdad, pues lo soy. Si yo siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarles los pies a los otros.
Les he dado un ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes
¡Felices si las ponen en práctica!
Reflexión
Este gesto misericordioso del Señor, significa la limpieza y purificación que él quiere realizar en cada uno de nosotros, antes de sumergirnos en su gracia y en su gloria
Para poder entrar en una relación íntima con Dios y compartir con él de sus riquezas, primero debemos de pasar por el proceso de limpieza y purificación que conlleva el quitar de nosotros todo aquello que se interpone entre Dios y nosotros. Esto sólo Dios lo puede hacer a través de un proceso de preparación mediante el cual el Señor utilizará las mismas experiencias de la vida diaria, como instrumentos de bendición para nosotros.
A veces en nuestra vida suceden situaciones tan dolorosas y difíciles que no las entendemos y le decimos a Dios que no nos permita pasar por ellas, o sea que no nos lave los pies y le preguntamos a Dios, “¿Porque tengo yo que pasar por esta situación tan dolorosa y difícil ¿” Que es lo mismo que decir, como le dijo Pedro al Señor, “¿Tú Señor me vas a lavar los pies a mí”? Que es lo mismo que decir; “Tú vas a permitir que yo pase por esto”
Es en estos momentos en donde debemos de acoger con fe y humildad, el que el Señor renueve, estaure y limpie con su agua nuestro corazón y nuestra vida, para que a si nos tome en posesión y nos haga instrumentos suyos.
María Díaz / Coach de Vida
Miércoles 7 de marzo de 2007