Santiago 2, 1-13
Hermanos, si realmente
creen en nuestro glorioso Señor Cristo Jesús, no hagan diferencia entre las
personas. Supónganse que entra a la asamblea de ustedes un hombre con anillos
de oro y con ropas lujosas, y que entra también un pobre con ropas sucias. Si ustedes
fijan la mirada en el que viste con ropas lujosas y le dicen: “Siéntate en el
primer lugar” y al pobre: “Tú quedate de pie, o si no, siéntate en el suelo a mis pies”.
Al actuar de esa manera, no estarán haciendo la diferencia entre los dos?, no
estarán juzgando con pésimos criterios?
Miren, hermanos, no
escogió Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe? No será
para los pobres el reino que Dios prometió a quienes lo aman? ! Y ustedes los
desprecian! No son los ricos los que se portan prepotente con ustedes y los
arratran a los tribunales y blasfeman el glorioso Nombre de Cristo qu ha sido
pronunciado pos ustedes?
Si ustedes cumplen la Ley
real tal como esta en las Escrituras: “Ama
a tu projimo como a ti mismo”. Obran muy bien. En cambio, si hacen diferencias entre las personas, cometen pecado,
y la misma Ley los denuncia como culpables. Si alguien cumple toda la Ley, pero
falla en un solo aspecto de ella, se hacen culpable de todo.
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El que hace diferencias entre las
personas no puede ser cristiano. Hoy es my común hacer esta distinción, el que
anda bien vestido es bien recibido. Al pobre se le hace esperar en todas
partes. Si a una persona no se le atiende por ser negra, o pobre, o extranjera,
y, en cambio, se recibe al que tiene auto, riquezas etc, se hace una distinción
odiosa.
Dios escoge a los pobres
para hacerlo ricos en la fe. Los apóstoles, que creyeron y transmitieron el
mensaje que transformó al pagano imperio romano, fueron pobres de dinero y de
influencias, pero tan llenos de fe, que firmaron esa fe con su propia sangre.
Hay ricos que no creen y
se burlan de los creyentes sencillos. Hay ricos “cristianos” que con su vida hacen
que se profane el nombre de cristo. Profanan el nombre de cristiano y acarrean el
desprecio por la Iglesia.
Examinemos y veamos si la
manera como tratamos a unos y a otros respeta la dignidad del pobre y
defendemos valientemente sus derechos.
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