Salmo 5, 4
Señor
ya de mañana escuchas mi voz. Te dirijo temprano mi oración y luego espero en
ti.
Sirácides 39, 5
Desde madrugada, con todo su corazón,
vuelve al Señor, su Creador, eleva su alma al Altísimo, abre su boca para orar,
suplica por sus propios pecados.
Sirácides 32, 14
El que teme al Señor recibirá la instrucción,
los que madrugan consiguen su favor.
Sabiduría 16, 27-28
Este pan que el fuego no lograba
destruir se derretía enseguida al calor
del primer rayo de sol, para enseñarles a todos que deben adelantarse al sol en
darte gracias y rezarte desde el principio del día.María Díaz, MSN.
Coach de Vida y Mediadora