Mi Dios y Cristo Rey, Misericordioso
por siempre. Aquí estoy un día más en Tu Presencia ayúdame a vivirlo en
gozo y agradecimiento. Te amo y te amaré por siempre. Solo a ti he de adorar y
amar. Mi corazón es tuyo, solo a ti pertenece, soy toda tuya, soy propiedad tuya. Con celo guardo mi alma y mi corazón
para ti. En ti pongo mi confianza, en ti espero, en ti solo descansa el alma
mía. Pues de ti viene mi esperanza y mi salvación. Roca mía, Castillo mío, mi
Escudo Salvador, mi eterno Refugio. En ti se place y se goza mi espíritu.
Luego de esta oración El Señor me lleva a su Santa Palabra
Mateo 22, 37-38
Jesús le respondió: “Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Este
es el primero y el más importante de los
mandamientos.
Sabiduría 16, 28
Hay que adelantarse al sol en darte gracias y rezarte desde el principio del día.
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