Lucas 21, 34
Jesús dijo a sus discípulos; Estén alerta para que los vicios, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente.
Padre Pío daba un consejo que es igual de simple para recordar, para los momentos de en que estamos siendo ‘quemados por aquellos pensamientos cargados de ansiedad y preocupación; ‘Reza, espera y no te preocupes.’
Detente y reza. Si los pensamientos de angustia empiezan a surgir, detente y tan pronto como los detectes envuélvete a Dios en oración,
Lánzate con esperanza. Una vez que haz terminado de orar entrégale tu ansiedad al Señor, si te resulta de ayuda, levanta tus manos hacia él y ábrelas; imagínate que estás dejando tus preocupaciones a sus pies y recibe la gracia que él derrama sobre ti. Dile; Señor, toda mi esperanza esta en ti. Por favor ven y ayúdame.
Rueda y no te preocupes. No permitas que tus preocupaciones te paralicen. Más bien, procura ‘rodar’ con aquello que se cruce en tu camino. Por supuesto que es fácil decir no te preocupes, pero es difícil hacerlo. Esta es la razón por la cual tenemos el don de la fe, ejercita tu fe en el amor y la providencia de Dios procurando hacer tu mejor esfuerzo para seguir adelante con tu vida.
Referencia.
La palabra entre nosotros. Ejemplar del 1 a 27 de noviembre de 2021. Página 48
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