El amor a una madre no tiene fin.
La amas porque te dio la vida.
La amas porque te dio tu ser.
Ella te ha visto nacer.
Te ha visto crecer.
Más te ha levantado
cuando te ha visto caer.
Ella es el tesoro divino,
que mucho ha de valer.
Día a día paso a paso eres
un reflejo de la grandeza de
su amor y su ser.
Orgulloso tu siempre te debes
sentir ya que eres hijo de
tan noble ser.
No le temas su
partida,
no le temas a su final.
Ya que llevarás contigo
siempre su bendición,
su sabiduría y su sentir.
Que serán el estímulo que
tu senda habrán de guiar
El amor a una madre nunca
tiene fin, ya que a través de
tu existencia, prevalecerá
siempre su existir.
María Díaz
Especial, Calmado y Bendecido día
Les desea Enlace de Vida Espiritual
No hay comentarios:
Publicar un comentario