jueves, 8 de agosto de 2013

Patrón y Plenitud de Oración para Alcanzar Victorias.


El Padre nuestro: Patrón y Plenitud de Oración para Alcanzar Victorias.
Jesús enseño y estrego a sus discípulos el Padre nuestro como la oración perfecta. La misma se compone de invocación y peticiones que cubren cualquier necesidad que pueda tener la persona. La invocación la realizas cuando levantas tu mirada, elevas tu espíritu y te diriges al Padre que está en los cielos en clamor y alabanza santificando su Nombre. Las peticiones las haces a medida te vas adentrando y profundizando en la oración.

 Es importante y necesario realizar este patrón de oración diariamente lo más temprano posible en la mañana, para que así comiences el día en bendición y bendiciendo a los demás. Esta oración ha de convertirse en algo natural y constante, ya que a través de ella se destruye cualquier fuerza espiritual que obre en contra de nosotros. Adema se obtiene una cobertura de protección espiritual alrededor nuestro que previene e impide de caer en las trampas y engaños del enemigo maligno.  

 
Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.  Amén.

 
Patrón de Oración

1. Padre nuestro, que estás en los cielos,
Toda oración siempre ha de ser dirigida al Padre. El que podamos dirigirnos a Dios y llamarlo Padre en un privilegio grande  y maravillo.

El Padre que está en mí, es el que hace sus obras. Y todo lo que pidan en mí Nombre, lo hare yo, para que el Padre sea glorificado en su Hijo.  (Juan 14, 10, 13)
2. Santificado sea tu nombre.
 
El nombre de Dios es santificado cuando se le reconoce conforme a su riqueza, esplendor y generosidad. Es santificado también cuando recibe nuestra acogida, respondemos a  su llamado y a través de la oración le alabamos y adoramos en espíritu y en verdad.
Toda oración se ha de hacer con espíritu de adoración. Has de alabarle desde lo profundo de tu ser, con todo tu corazón, tu alma y tu espíritu. Ora a Dios con alabanza y acción de gracias. Ve continuamente a la presencia de Dios ofreciéndole un sacrificio de alabanza dándole gloria y honor y expresándole tu amor y agradecimiento por cuanto te da y hace por ti a través de su gracia y misericordia.

Pero llega la hora, y estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adoran al Padre en espíritu y en verdad. Son los adoradores a los que busca el Padre. (Juan 4, 23-24)
3. Venga a nosotros tu reino.
El Reino de Dios, es uno de amor, paz, perdón, compasión, igualdad, alegría, verdad y justicia. Para buscar el Reino de Dios, primero debemos dirigir nuestra mirada a Dios. Dirigirnos a Él y pedirle que limpie y purifique nuestro corazón y espíritu, que restaure y renueve nuestra vida y nos libere del egocentrismo.
Una vez hemos aceptamos a Jesús en nuestra vida, y somos transformados por su amor, conocemos su misericordia, no guiamos por su Santa Palabra, y dejamos a un lado nuestra seguridad, comodidad y porvenir, entonces es que reconocemos lo que realmente tiene valor, El Reino De Dios. Esto nos lleva a arriesgarse por lo verdadero sacrificando vanos intereses y luchar por la justicia, la verdad, la paz y el amor, no importando los riesgos que esto conlleve. Esta lucha por lo noble, lo verdadero y lo justo es lo que nos lleva a buscar el Reino de Dios.

Ora pidiendo que el reino de paz, amor, verdad  y justicia de Dios venga y se establezca sobre toda la humanidad y también sobre ti y tu familia, para que se pueda vivir en confraternización y sana convivencia en un recto obrar. Ora, clama y pide por la conversión y salvación de los viven alejados de Dios, por los pecadores, y también por tu salvación y verdadera conversión y la de toda tu familia. Clamar y orar para que surjan predicadores que prediquen la Palabras de Dios y la lleven a aquellos que no la conocen. Ora por la evangelización a nivel mundial
Busquen primero el Reino y la justicia de Dios y esas cosas vendrán por añadidura. (Mateo 6, 33)

4. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Nuestros acontecimientos de la vida diaria tienen que someterse a la voluntad de Dios. No importa lo que sea, lo que se viva o por lo que se ore, todo ha de someterse a la voluntad divina, para que se pueda realizar conforme al plan de Dios. Tanto en nuestra vida diaria, como en nuestra vida de oración no se tendrá ninguna ganancia ni victoria a no ser que se renuncie a la voluntad personal y nos rindamos por completo a la voluntad de Dios. Hay que despojar nuestra voluntad de todo apego que nos aleja y separa de la voluntad divina, e impide el obrar de Dios. El apego también a nuestras oraciones impide que Dios las pueda contestar. Solamente hay que orar, entregar a Dios nuestra oración en actitud de confianza y humildad, y el obrará.

Orar y clamar para que la voluntad de Dios se haga en tu vida. Ora para que a través de las situaciones y circunstancias de la vida diaria puedas identificar cual es la voluntad de Dios y seas obediente a la voluntad divina.
Debes de hacer esta oración diariamente, “Padre que se haga tu voluntad” Hay momentos que no se puede hacer otra cosa que querer que se haga la voluntad del Padre. En esos momentos esta oración es más eficaz  y poderosa que cualquier otra.

Padre, sí esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tú voluntad.” (Mateo 26,39)

5. Danos hoy nuestro pan de cada día.
El que espera de Dios no “su”, sino nuestro pan, hará uso de toda su iniciativa y realizara todo esfuerzo y empeño para trabajar por lo útil. Es un llamado a depender diariamente de Dios para ser alimentados espiritualmente con el pan Palabra y así fortalecidos empezar cada día, deseando primero el pan espiritual y así el pan material te será dado sin falta.

Orar por las necesidades de los necesitados de pan material y espiritual. Por los pobres, marginados, los que no tiene techo ni pan material, por lo enfermos, por los presos, las viudas en necesidad, por los alcohólicos, los están en vicios de drogas, por los desempleados. Por los ricos para que aprendan a compartir sus riquezas. También ora por tus necesidades y las de tu familia. Ora para que tú, tu familia y el prójimo siempre  sea honrado en la búsqueda de pan material y en la satisfacción de sus necesidades.
No solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. (Deuteronomio 8, 3)

6. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Perdón es mediante un acto de humildad comprometerse por el propio interés, con el pensamiento de querer lo mejor y desearle bien a la persona que causo daño. Es aceptar la responsabilidad de perdonar, identificando las razones que te impiden perdonar, para poder comprender a la otra persona, y de esta manera eliminar el pasado de tu vida.

 En toda situación en que seas perjudicado, no tomes venganza ni maltrates al que te hirió injustamente, por el contrario enséñalo por medio del perdón y del amor. Responde ante el que te trata mal con palabras amables y cariñosas. Ten para ella pensamientos de bien, y si se te presentará, la oportunidad de ayudarla y defenderla en alguna ocasión, no dudes ni vaciles en hacerlo. Además en lo secreto de tu corazón ora por ella y pídele al Espíritu Santo que la transforme y la llene de amor.

Ora por todos los que te han difamado, calumniado, he tan causado algún mal o daño. Pídele a Dios que los puedas mirar y tratar con amor, y compasión. Pide a Dios perdón en nombre de aquellos que cometen faltas y pecados y hacen daño a los demás. También ora por ti y pídele a Dios que te perdone por alguna falta, pecado y/o por algún mal o daño que has causado a alguien.

Perdona los errores de tu prójimo y así, cuando lo pidas se te perdonaran los tuyos (Sirácides 28, 2)

Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdona. (Mateo 6, 14-15).
7.  No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
 
Orar y clamar diariamente por protección divina pidiendo la fortaleza y perseverancia para vencer las situaciones difíciles de la vida diaria y ser liberados de las ataduras, confusiones y tentaciones con que nos hostiga el enemigo de las almas, e impiden que nos unamos a Dios. Orar para que seas protegidos de caer en tentaciones, y liberado de todo mal, hagas a Dios presente en toda tu vida, lo tengas siempre en tu corazón y espíritu y le sirvas con libertad de espíritu, y así el enemigo no tenga entrada a tu vida. También ora por los demás para que no caigan en tentación y sean librados del mal.

 Levántense y oren para  que no caigan en la tentación. (Lucas 22, 46)


María Díaz, MSN .Coach de Vida y Mediadora



                                                                        

 

 

 

 

 

 

 

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