El cielo es
inmenso no tiene principio no tiene fin.
Inspira paz ya
que me conecta con lo divino.Refleja nobleza, ternura, bondad, delicadeza.
Refleja transparencia porque en él no hay nada oculto, en el todo es claridad.
El cielo inspira presencia de Dios.
Es nuestra casa de morada celestial eterna.
Es el lugar
donde moran junto a Dios las almas y los
ángeles.
Es el lugar
adonde todos aspiramos y deseamos llegar al partir de nuestra visita a la
tierra.
Lugar de
felicidad y paz eterna.
Paraíso
celestial de felicidad, gozo, y plenitud de vida.
Es en donde
nos vamos a encontrar y reunir con Dios y con nuestros antepasados que lograron
ya entrar al reino celestial.
Es lugar de intimidad
plena y permanente con Dios.
Es en donde se
logran satisfacer las necesidades del alma.
Es donde
nuestras almas serán presentadas y entregadas a Dios.
Es hacia donde
debemos de elevar nuestra mirada a cada instante, porque al mirar hacia el cielo
elevamos la mirada hacia Dios quien motiva nuestra fe y la lleva a la
perfección.
Es al
cielo hacia donde deberíamos dirigir nuestras aspiraciones de vida diaria, para
que así las mismas reciban la aprobación, unción y bendición divina para que
las llevemos a cabo en un recto obrar
dirigido hacia el bien personal y el de los demás.
María Díaz,
MSN, Coach de Vida y Mediadora
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