Lucas 16, 11-15
Por lo tanto, si
ustedes han administrado mal el maldito dinero, ¿quién va a confiarle los
bienes verdaderos? Y si no se han mostrado dignos de confianza en cosas ajenas,
¿quién les entregará los bienes que son realmente nuestros?
Ningún sirviente
puede quedarse con dos patrones: verá con malos ojos al primero y querrá al otro, o se apegará al primero y
despreciara al segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al
dios dinero.
Los fariseos oían
todo esto. Por ser hombres apegados al dinero, se burlaban de Jesús. Pero el
les dijo: “Ustedes se dan cara de hombre perfectos, pero Dios conoce los
corazones y lo que los hombres tienen por grande Dios lo aborrece.
Salmo 112- 5, 7-9
Le va bien al que
tiene compasión y presta su dinero, y lleva sus negocios en conciencia. Su
corazón confía en el Señor, su corazón es firme y nada teme. Hace caridad a los
pobres
Reflexión Los hijos de la luz, al de promover una nueva manera de vivir, deben quitarle al dinero su aureola de Bien Supremo. Pues parece que el dinero puesto en un lugar seguro es el medio para asegurar nuestra existencia y nuestro porvenir. Al contrario el dinero ha de ponerse en circulación y cambiarlo por algo más precioso, como los lazo de mutuo agradecimiento.
Debemos
administrar nuestros bienes para bien de todos. El dinero ha de utilizarse como
un medio que facilite los intercambios y no como un medio para hacer daño a los
demás.
El dinero no es el
bien verdadero ni nos hace justo ante Dios, por lo tanto no debemos acumular
dinero para poner nuestra confianza en él, ya que al hacer esto fallamos en confiar en Dios Padre
El dinero no forma
parte de nuestros bienes verdaderos, ya que se adquiere y se pierde.
El dinero puede comprar una casa, pero un hogar
El dinero puede comprar un reloj, pero no el tiempo
El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño
El dinero puede comprar un libro, pero no el
conocimiento
El dinero puede pagar un medico, pero no la salud
El dinero puede comprar una posición, pero no el
respeto.
El dinero puede comprar la sangre, pero no la vida
El dinero puede comprar el lujo, pero no la belleza
El dinero puede comprar diversión, pero no la
felicidad.
El dinero puede comprar bienes, pero no el amor